domingo, 7 de junio de 2009

Tu boca


Tantos besos que te he dado, tantos que guardo para darte,
y a cada momento me saben como si fuera el primero,
uno nuevo, otro sabor, una nueva intensidad, otra pasión…
pero siempre tuyos, sólo tú, enredando tu boca en la mía,
jugando con tu lengua a descubrir un rincón nuevo que besar,
mirándonos, con los ojos en llamas de ardiente deseo
y sintiendo el calor de nuestra respiración entrecortada,
con el oxígeno insuflado a bocanadas por otra boca,
que sin ser tuya, ni ser mia, también nos pertenece…

Yo
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Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entre-abriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces juga-mos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agran-dan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, res-pirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un per-fume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar

11/08/08

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